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Maleza

Updated: Jun 15, 2022

Me encontraba pastoreando el ganado, cuando mi compadre Nando me llama y dice -Jaime, Carmen va a parir. En ese momento mi corazón se llenó de felicidad, mi segundo hijo venía en camino, se adelantó, igual de impaciente a su padre.

Guardé el ganado y me fui corriendo hasta el rancho; escuchaba a lo lejos los gritos, que mujer tan berraca, pensé. De repente Pipe viene corriendo a mis brazos.

¡Papá, papá! ¿Mi hermano ya nació? Quiero jugar con él, por fin tendré alguien a quien enseñarle a jugar fútbol.

Mijo no se preocupe, ya casi conoce a su hermano, y cuando esté más grande podrá jugar con él.

Se escucha el llanto, Camilo había llegado a este mundo…

El tiempo pasó tal vez muy rápido, después de diez años, mis compadres, Nando e Hilda, vinieron a despedirse. Resulta que la situación en este pueblo se está poniendo difícil, así que se van a la ciudad con mi ahijado Nacho; Pipe está muy triste con su partida, ¡Hombre y cómo no!, si ese par han estado juntos desde pequeños, y ya están próximos a cumplir 18 años, como pasa el tiempo, hace nada estaba cargando a mi hijo en brazos y hoy ya es todo un hombre. Le gusta mucho el fútbol, es bueno jugando, solo que aquí en el pueblo no hay muchas oportunidades; lleva días diciéndome que por favor lo deje ir con los padrinos a la ciudad, pero no. Pipe es mi niño, cómo va estar lejos de la casa. Sin contar que el trabajo en la finca cada vez es más demandante y yo necesito a mi heredero aquí, junto a mí.

Pipe llega del colegio y me saca de mis pensamientos para contarme su día.

Uno de sus compañeros está desaparecido, lleva días sin ir a la casa, seguramente se escapó, esos jóvenes de hoy son muy complicados. Aunque hace días se rumorea en la plaza de mercado de algunas desapariciones en los pueblos aledaños dice Carmen, mi mujer. Con Pipe y Camilo sé que no me pasaría esto, ninguno me da molestias.

Mija, por cierto, mañana me madrugó a San Jacinto a enviarle un mercado al compadre. Esté pendiente de los muchachos y la casa, yo no me demoro le comenté a Carmen.

Cuando salí de casa vi a los hijos de Doña Gloria, esos muchachitos todo el berraco día en la calle, en cuanto me vieron soltaron el balón. Rumbo a San Jacinto me encontré con los compadres, me invitaron a unas cervezas y a donde las queridas. Un rato después la mesa estaba llena, y las latas de cervezas se convirtieron en botellas de guaro. Mi querida favorita no se encontraba hoy, la recogió un pez gordo me dijo Lolita. Así que me fui, tomar sin buena compañía es una mierda.

Decidí irme por la otra ruta, me iba a tardar más pero no me importa. De pronto, sentí una roca; cuando acerqué mi rostro a la maleza levanté con cuidado una cabeza, a mi alrededor había algunas botas, y uniformes camuflados, en ese momento descubrí que estaba caminando sobre cuerpos descuartizados. La cruda me iba pasando, cogí la cabeza y junto a esta y mi botella apresuré el paso.

Cuando llegué al pueblo todo estaba en silencio, los niños de doña Gloria ya no están corriendo en la calle, que raro, me tomé un trago y seguí. Cruce la puerta casi me caigo, al parecer mi gran compañía esta noche seguirá siendo los maravillosos efectos del licor. Al encender la luz todo estaba destruido, Camilo estaba en el piso jugando, con el balón de Pipe. En cuanto me ve corre a mis brazos.

¡Papá, papá! Vinieron unos hombres, vestidos de verde, usaban unas botas grandes y gruesas, como las que tú usas; le dañaron unas cosas a mamá, y se llevaron el ganado. Ah, y mi hermano se fue con ellos. ¿Qué llevas en la mano?

Me fui pal’ cuarto y no le contesté.

Carmen estaba tumbada en la cama, llorando, mientras abrazaba la camisa de Pipe.

Nos dejaron sin nada, se llevaron a Pipe, a mi hijo, ¡Jaime se llevaron a mi hijo! Gritaba mi mujer entre lágrimas.

Ahí me bajo por completo la cruda, se me cayeron la botella y la cabeza. Comprendí que seguramente el cuerpo de mi hijo se encontrara allí, en la maleza, junto a seis mil cuatrocientos dos o más.




Aura Melissa Rentería Murillo

Redacción I

Comunicación Social - Periodismo

Universidad del Quindío

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